El duelo es una reacción emocional y conductual que tienen las personas ante una pérdida de gran importancia para sus vidas, ésta pérdida puede ser: la ruptura con una pareja, la pérdida de un trabajo, la muerte de un ser querido, o cuando extraviamos algún objeto que tenga más valor sentimental que material (por ejemplo: aquellas prendas que van de generación en generación, o un anillo de boda). En este proceso de adaptación emocional que atraviesan las personas ante una pérdida, varía la intensidad y la duración de los síntomas, estos serán proporcionales a la magnitud y significado de la pérdida.
Debemos tener en cuenta, que todos los seres humanos tenemos un tipo de personalidad que nos caracteriza y nos hace ser diferentes a los demás, por lo tanto, las respuestas y reacciones ante cualquier situación pueden variar, sin embargo, se considera que las personas atraviesan diversas etapas hasta llegar a superar la pérdida, estas etapas son:
La negación: es un mecanismo de defensa a través del cual las personas pueden actuar como si no fuera grave, como si no tuviese complicaciones a largo plazo, o como si la situación por la que están pasando fuera mentira, e incluso en situaciones graves, las personas pueden hasta llegar a negar que eso está pasando. Por ejemplo: las personas que les dan un diagnóstico de una enfermedad terminal, pueden decir que se equivocaron en los resultados, pueden creer que es mentira, o pueden llegar a negar que están enfermos y por lo tanto no cumple con las indicaciones médicas. En esta etapa, la persona puede durar varios días.
El enojo: aquí las personas pueden hacer preguntas como: ¿Por qué a mí? Pueden llegar a sentir hasta resentimiento y rabia hacia otras personas, pero no llegan a expresar su hostilidad de forma directa, se reprimen y se vuelven personas amargadas. Siguiendo el ejemplo anterior, la persona enferma puede llegar a sentir resentimiento por las personas que están sanas. Esta etapa se considera una de las más fuertes y duras para los familiares y amigos de la persona que está atravesando el duelo.
Negociar: la persona decide abandonar el enojo y comienza a adoptar un buen comportamiento, por lo regular, las personas hacen una especie de pacto con Dios, en donde deciden abandonar ciertas conductas negativas que ha traído hasta ahora a cambio de tener mejor salud, tener más tiempo de vida, o sentir paz y tranquilidad. Esta etapa se puede observar en personas que tienen un diagnóstico terminal, luego de haber pasado por las etapas anteriores, deciden ser más caritativas, se entregan a una religión buscando aliviar el dolor u obtener el perdón, pueden hacer donaciones mensuales a una fundación que trate a las personas que tengan su misma enfermedad.
Depresión: la persona comienza a comportarse diferente, se puede observar en algunas personas tristeza, llanto, aislamiento, bajos ánimos para hacer algunas actividades. En esta etapa, aunque sea poco placentera, puede ser funcional para la persona, ya que ésta puede irse preparando para lo que vendrá en el futuro, debido a esto, se recomienda dejar a la persona que pase por estos síntomas, no alegrarla, sino más bien dejarla tomar su curso por un corto período de tiempo; teniendo en cuenta que este consejo no es válido para aquellos que desarrollen una depresión patológica, en donde la persona se encuentre continuamente deprimido, no quiera alimentarse, no quiera seguir con el tratamiento e indicaciones médicas (en el caso de las personas que padezcan una enfermedad), o que tengan desinterés por realizar cualquier tipo de actividad.
Aceptación: la persona puede encontrarse muy débil o triste como para experimentar sentimientos de rabia, rencor o resentimiento. En esta última etapa la persona puede que ya se haya acostumbrado a la idea de morir o que haya aceptado la pérdida. Puede surgir pensamientos tranquilizantes y que le brinden paz, aunque algunas veces sean pocos placenteros, frases como: “Ya no hay más solución, esto tiene que pasar y ya”. Para las personas que tengan una enfermedad terminal, se puede observar que algunos comienzan a hacer reparticiones de sus bienes, comienzan a despedirse de sus amigos o familiares o hacen algunos preparativos para su muerte.
Cabe destacar que las personas que atraviesan un duelo, no necesariamente experimentan un orden determinado en cuanto a las etapas anteriormente mencionadas, unos pueden atravesar una de ellas en más de una ocasión, o se pueden quedar estancados en una de ellas, y los sentimientos asociados en cada etapa pueden ser experimentados de manera diferente en cada persona, teniendo en cuenta el tipo de personalidad.